domingo, 26 de agosto de 2012

MUSEOS EXTRAÑOS.




Museo… que palabra tan soporífera y tediosa, o eso me ha parecido siempre, muchas personas cuando piensan en museos lo primero que suele venirles a la mente es ese lugar tan poco acogedor y prohibitivo. No hable usted alto, no haga fotografías, no toque nada y por supuesto ni se le ocurra traspasar la línea amarilla o soltaremos una manada de perros rabiosos que le devorarán  las entrañas, permanezca en calma y disfrute contemplando obras que no entiende y recréese en la agradable e interesante lectura de los interminables paneles de las paredes y si es usted atrevido enfréntese a la aventura de permanecer despierto a una visita guiada.
Es por este pensamiento generalizado que la gente cada día se ha visto menos interesada en visitar museos y se ha decantado por otros pasatiempos algo más amenos para dedicar su tiempo de ocio.
 Obviamente el arte ha de preservarse y se nos debe dar la opción de poder acceder a él, pero ese modo de mostrarlo tan poco atractivo para muchos, ha llevado a muchos museos al borde de la crisis por la falta de visitantes ,es por ello que en los últimos tiempos los responsables de los museos andan devanándose los sesos para hacer más atractivos estos lugares y enlazar en cierto modo el ocio y la cultura , las nuevas tecnologías han tenido un papel  muy importante en esta nueva percepción de los museos en que  el visitante pasa de ser un mero espectador a tener una participación activa a lo largo de todo el recorrido, ahora todo parece pedirnos que lo manoseemos, todo es tridimensional y moderno, y estamos rodeados de cachivaches que nos hablan… En resumidas cuentas toque cuanto quiera, deje corretear a los niños, hable en voz alta …Todo parece preparado para dejarnos con la boca abierta, difícil tarea en estos tiempos en que creemos que ya lo hemos visto todo y la verdad es que estos nuevos métodos parece que están funcionando y atraen considerablemente al público, ya que la posibilidad de poder participar activamente y que los contenidos se presenten de un modo más comprensible y ameno consigue que la gente muestre más interés por temas que antes podían considerar que no iban con ellos y derribar el estereotipo de museo como lugar aburrido y en cierto modo elitista.
Pero para todos aquellos que pese a todo están muy lejos de sufrir síndrome de stendhal cuando entran en un museo, he encontrado algunos museos extraños que no sé si utilizarán tecnologías modernas pero son la mar de curiosos y suponen una alternativa a la temática tradicional de los museos: arte, historia, ciencia, naturaleza…
Yo desde luego pagaría por verlos.
Comenzamos la lista con el museo del calcetín que nos hará conocer todo lo relativo a esta prenda que generalmente pasa desapercibida. El Museo Naigai está en Tokio y dispone de la colección de calcetines más grande del mundo: 20.000 pares, algunos tan originales como los modelos que se calientan a pilas.
El Museo del demonio en Kaunas (Lituania), sólo apto si no sufres pesadillas, porque las esculturas y figuras que alberga este diabólico museo no resultan nada simpáticas… Este museo alberga hasta 1700 imágenes del diablo u objetos relacionados con el culto satánico.

No menos impresionante es el Museo de Criaturas Monstruosas o Gensou Hyouhon Hakubutsukan.
http://nosolo.wordpress.com/tag/gensou-hyouhon-hakubutsukan/ 


 El Museo del Retrete no fue una iniciativa estrambótica, surgió de una ONG que se dedica desde hace cincuenta años a instalar sanitarios para mejorar las condiciones de salubridad de la población india. Entre sus piezas cuenta con un trono de Luis XIV de Francia por el que podía hacer sus necesidades mientras estaba en audiencia. Y, contemplando su colección, parece que ha habido una regresión, puesto que los urinarios antiguos tenían unos acabados mucho más virtuosos que los actuales. En España contamos con un primo hermano de este museo indio, el Museo del Orinal (Ciudad Rodrigo, Salamanca).

Museo Falológico (Islandia)
Este curioso museo ofrece a los visitantes una gran variedad de órganos reproductores masculinos de casi un centenar de especies distintas, aunque ninguno humano. Su propietario es Sigurdur Hjartarson, que comenzó su colección con el pene de un toro en 1974. El órgano más grande es el de un cachalote, que mide 1,7 metros y el más pequeño es el de un hámster, que ha de ser observado con una lupa. También expone algunas obras artísticas con formas fálicas.
De la preocupación por la evolución de los ritos mortuorios de una funeraria nació este museo, muy apropiado para fans de la serie “A dos metros bajo tierra”. De manera más profunda abarca cómo nos enfrentamos a los momentos finales de nuestras vidas el Museo Nacional de Historia de los Funerales (Houston, Estados Unidos). Pero, por si a alguien le han quedado ganas de ver más de la misma temática también se puede visitar Museo de la Cultura Funeraria (Kassel, Alemania) y su impresionante colección de sarcófagos. O también, sobrepasando el límite de la broma, el de los Museo de los ataúdes locos (Nottingham, Reino Unido), con los féretros en las formas más extrañas que te puedas imaginar.
No solamente de escaparates vive el barrio rojo de la capital holandesa. También se encuentra en él ubicado uno de los museos más antiguos dedicado al placer sexual. Se llama el Templo de Venus y expone una gran cantidad de objetos y juego sexuales... e incluye una zona dedicada al sexo más extremo con un cartel que advierte a los más escandalizables. Algo parecido podemos encontrar en la colección del Museo del Erotismo (Barcelona, España), que enseña de manera muy didáctica la evolución del sexo a lo largo de la historia.
Aunque se puede destacar el checo, no hay ciudad de Europa del Este que no cuente con uno de ellos, aunque éste es uno de los más completos y el que consigue poner el pelo de punta al más insensible. El dolor de los crueles castigos medievales y  el sadismo de la Inquisición se pueden contemplar viendo solamente los aparatos exhibidos, pero también leyendo las explicaciones (para los más interesados en su uso). No obstante, más cerca a nosotros está  el Museo de la Inquisición de El Solar en Santillana del Mar (Cantabria, España).
Momias, reliquias, venenos, pócimas, animales disecados... Este museo no deja de sorprender al visitante y tiene su culminación en la Cueva de la Tortura, donde se exhiben los utensilios que se utilizaban para extraer las confesiones de las brujas. Aunque también destaca el Museo de las Brujas de Zugarramurdi (Navarra, España), en el que se muestra la historia de una de las mayores cazas de brujas de España, acaecida en época medieval, y que llevó a más de treinta personas a ser castigadas de manera despiadada. El museo, con rigor histórico, hace un repaso sobre la “caza de brujas” que allí sucedió.
Es, sin duda, el más escatológico del mundo y contiene una gran colección de deposiciones de animales. Su plato fuerte es una caja que el visitante puede oler y adivinar de qué animal procede. Un ordenador le dice si ha acertado o errado. Conociendo su existencia, ahora parece mucho menos desagradable el museo de inodoros indio del que hablábamos al principio.
El Museo de las cerillas de Jönköping, en Suecia, alberga la mayor colección de cerillas y etiquetas de productores de cerillas del mundo.
Relacionado con las cerillas pero yendo al otro lado del mundo también tenemos otro museo, en este caso dedicado a los incendios. El Museum of Fire, en Penrith (Australia). Coches de bomberos de los más antiguos a los últimos modelos, uniformes, mangueras, radios, sirenas, bombas de agua, extintores, mascarillas… y un recorrido por la historia de esta arriesgada profesión. Sin duda, un museo muy atractivo para todos esos pequeños que desean ser bomberos al crecer.
El Museo de lo extraño (Museo del Descubrimiento Boonshoft) recopila objetos de lo más variado e insólito, que sin dusa atraerán la atención de muchos visitantes. Un zapato de mujer destrozado al ser alcanzada su propietaria por un rayo, una bombilla llena con el agua de una inundación de 1913, restos de tornados, fotografías de supuestos fantasmas, alguna momia y otras curiosidades. El Museo ha ido creciendo y hoy cuenta con importantes colecciones y departamentos de astronomía, biología, antropología o robótica.
Otro museo muy interesante es el Museo del Descubrimiento Boonshoft, muy popular gracias a los excéntricos y curiosos objetos que encontrarás en el interior del recinto, y a los que será mejor que no intentes buscar ninguna lógica. Como no podía ser de otra forma, el curioso museo se encuentra situado en el estado de Ohio en Estados Unidos, un país que cada día nos sorprende más.
Desde un zapato de mujer destrozado por un rayo que alcanzó a su dueña, hasta una bombilla llena de agua fruto de una inundación en 1913, imágenes de supuestos fantasmas, y daños provocados por un tornado, entre otros muchos objetos más que te dejarán sin palabras. El museo comenzó como una pequeña exposición y sin embargo ha ido adquiriendo tal magnitud y protagonismo que en la actualidad cuenta con importantes colecciones e incluso con diferentes secciones de astronomía, biología, antropología o robótica.
El mercado negro de las imitaciones también encuentra un hueco en los museos insólitos. En París está el Musée de la Contrefaçon o Museo de las Falsificaciones, que exhibe los productos originales junto a sus imitaciones, tanto en el ámbito de las artes decorativas como en joyas o ropa.
 En Nueva Delhi existe el museo del lavabo.

La comida también da para crear deliciosos museos. Sólo espero que regalen a los visitantes con alguna degustación, porque si no pueden acabar con la boca echa agua… No podía faltar en Italia el Museo de la pasta. En él descubriremos todos los secretos de la producción y todas las variedades posibles de pasta.
Para los más golosos, en Barcelona o en la Vila Joiosa (Alicante), encontramos Museos del Chocolate.
Existe también el Museo de la pasta de dientes, en Michigan, EEUU. La afición de un dentista le ha llevado a recopilar pastas de dientes tan extrañas como una con sabor a whisky o pastas del siglo XVII hasta nuestros días con los Simpsons o Snoopy.
En el Smithsonian Institute Tick Museum de Georgia (EEUU) encontramos la mayor colección mundial de la garrapata. También existe el Museo virtual de la garrapata (Virtual Tick Museum), que contiene casi 50.000 especies en sus archivos.
En Connecticut (EEUU) encontramos sendos museos de la basura, el Trash Museum, en Hartford y el Garbage Museum en Stratford. En ellos encontramos todo lo relacionado con los procesos de reciclaje y “obras” totalmente creadas gracias a materiales reciclados, como el Trash-o-saurus, una especie de dinosaurio creado con los más diversos envases.
Hasta una terrible enfermedad como la lepra, aún no erradicada en el mundo, exhibe sus estragos en el Museo de la lepra, en Bergen (Noruega) o en el Lepramuseum de Münster (Alemania).
El Museo del crimen o Crime Museum de Scotland Yard (Londres). En él se exhibe todo lo relacionado con armas homicidas, asesinos en serie, venenos, atracadores, espionaje… Cómo no, Jack el Destripador tiene su espacio.
Si de espionaje hablamos, nos interesará el International Spy Museum o Museo del espionaje de Downtown (Washington), para los aficionados a las aventuras de James Bond. Armas camufladas y otros dispositivos empleados por los espías más famosos se encuentran en este museo.
Otras curiosas y originales colecciones encontramos en el Museo de los especímenes, en Philadelphia (EEUU), con más de 900 casos médicos curiosos, desde tumores o esqueletos a otras anomalías físicas extirpadas. Sólo para duros de estómago.
http://pijamasurf.com/2010/12/el-museo-de-la-patologia-humana/ (tumores)

Museo del Funeral (Viena, Austria)

Museo del Sexo (Amsterdam, Holanda)
Museo de la Tortura (Praga, República Checa)
Museo de la Brujería (Segovia, España)
Museo de los Excrementos (Enschede, Holanda)
Espero encontrar más museos insólitos para futuras entradas, la verdad es que el tema me ha resultado muy interesante, no solo desde el punto del morbo que puede llevar a alguien a entrar en un museo falologico o sobre malformaciones o tortura, sino porque resulta sorprendente la gran cantidad de cosas que se pueden aprender acerca de nuestra cultura e historia a través de algo tan aparentemente banal como un inodoro, un tubo de pasta de dientes o una caja de cerillas, objetos de uso cotidiano que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas y que van evolucionando con nosotros a lo largo de los años o incluso de los siglos, al igual que nuestras creencias costumbres y miedos, todos ellos hablan de nosotros, incluso la forma en que enterramos a los muertos nos dice como las distintas culturas perciben la vida y la muerte, en resumidas cuentas, me parece una estupenda iniciativa que todos estos objetos y costumbres se protejan y preserven y que se nos dé la oportunidad de conocerlos, al igual que se restaura una buena pintura o un monumento porque todos ellos también forman parte de nuestra cultura.


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